Boris Izaguirre se traslada hasta una zona de viñedos en Ablitas, Navarra, para hablar con Carmen Sánchez-Risco. La periodista e historiadora explica cómo salvaban las dificultades del terreno en la Hispania romana para transportar el agua a las ciudades. "Los acueductos lo único que hacían era dejar que el agua se moviese libremente siguiendo un ligero gradiente de descenso global por unos conductos que ellos hacían unas veces con piedra, otras veces con ladrillo o con hormigón", explica la experta, que señala que "estos conductos solían ser subterráneos" ya que "iban pegados a ras del suelo".

"Tienen que darse cuenta de que hay esta superprofunda inclinación", destaca la experta de los problemas del terreno a los que tuvieron que hacer frente los romanos. "Las soluciones que planteaban son hacer un sistema de arquerías y de puentes, que es lo que vemos en Segovia, por ejemplo", detalla la historiadora, que afirma que, además, los cambios de altura dificultaban todo. "Para mantener esa pendiente del 1%, para salvar esos valles o esos hundimientos de terreno, también unían los conductos a unas tuberías de plomo a presión", detalla Carmen, que asegura que los romanos "conocían el principio de los vasos comunicantes".

"Algunos investigadores sostienen que no lo utilizaban tanto y tiraban más de esas arquerías y esos puentes maravillosos porque el material que empleaban para hacer esas tuberías era el plomo y la terracota, y ellos sabían que el plomo igual no resistía bien la presión tan fuerte del agua cuando llegaba a la parte más baja del conducto y por eso tiraban de los arcos", explica. Descubre todas las claves de los romanos para conseguir que el agua llegara a las ciudades aunque se encontraran montañas en el camino en el vídeo principal de esta noticia.