Si ya se sabía que el contacto social es imprescindible para la salud mental, los confinamientos por la pandemia hicieron que tomara especial relevancia. Somos animales sociales y nuestros perros también.

No es necesario conseguir que nuestro mejor amigo sea amigo de todos los perros que se cruce en la calle, pero sí es fundamental para su bienestar que pueda compartir experiencias con algún ser de su misma especie.

La Doctora en Biología Ío Almagro, experta en educación canina, junto a dos perros adoptados y sus tutores, María con Kimba y José Luis con Jacky, nos muestra algunos ejercicios que podemos practicar para que, como ellos, disfrutemos de la agradable compañía los unos de los otros con paciencia y comprensión.

Previo al primer encuentro, podemos compartir olores intercambiando sus juguetes o a través de nuestra ropa tras haber estado con el otro perro. De esta forma, llevaremos a su hogar el olor del otro perro sin que suponga una amenaza.

La presentación nunca tiene que ser forzada y debe realizarse en un lugar espacioso y neutro, como un parque o el campo, sin olvidar los elementos que nos permitan manejar de manera segura a nuestro perro, como las correas largas.

Permaneciendo a una distancia suficiente para que se vean, pero cada uno en su lugar, podemos comenzar a pasear o introducir juegos de olfateo mediante premios, ya que ésto les relaja y relacionarán experiencias positivas uno al lado del otro.