“Esta obsesión por hacer bromas me ha costado mi puesto de trabajo. Ya sabéis, que si los clientes no entendían mi humor, que si el trabajo no es lugar para bromear… me da igual, hay más tanatorios. Es lo que tiene ese trabajo, demasiado rigor. Por lo visto no entendieron mi número del ventrílocuo. Yo los veía tristes, vi al del frac y les hice el “toma moreno”.
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar, recoger datos estadísticos y mostrarle
publicidad relevante. Si continúa navegando, está aceptando su uso. Puede obtener más información o cambiar la
configuración en política
de cookies.