Joaquín Reyes se considera una persona normal; tan normal como los que, esperando el ascensor, intenta colar un escupitajo en la rendija; o como quien solo pisa las franjas blancas cuando cruza la calle porque si no caerá al vacío y morirá. Según ha dicho, no tiene "malicia" y es muy "noble". Pero también un "desastre", no como los delincuentes y los ladrones.
"Son cabrones, pero son ordenados. Siempre que les detiene la Policía lo tienen todo ordenado en la mesa: las pistolas, las balas...". Reyes no sólo ha hablado de cómo es él; también, de su etapa en el colegio y recordar los tipos de niños que había en todas las clases. "Por lo menos en vuestra clase había cuatro clases de alumnos como mínimo: el gordo, el empollón, el gafotas y el repetidor", ha asegurado.
Pero no sólo son iguales los niños, también las maestras con sus frases: "Si tú estabas con tu compañero de mesa, os reíais y decía la maestra: 'Venga, contad el chiste para que nos riamos todos', o cuando se hacía una trastada, decía la maestra: 'De aquí no nos vamos hasta que no salga el que ha sido. Aquí vamos a estar toda la tarde '". Reyes ha confesado que en el colegio también pasó "momentos duros".
¿De dónde sacaba tanto dinero?
Drogas, prostitutas y fiestas: el alto nivel de vida de Rogelio, principal sospechoso del asesinato del matrimonio de Guanarteme, que no cuadra con su sueldo de la sucursal
El criminólogo del doble crimen de Guanarteme resalta el elevado tren de vida de Rogelio, subdirector de la sucursal donde tenían todos sus ahorros y principal sospechoso del asesinato: "No corresponde con el nivel de vida normal de un sueldo de subdirector de un banco".