Agustín Jiménez no tiene miedo a sincerarse con los temas sexuales, el monologuista nos cuenta que venden alargadores de pene y la conversación deriva hasta este divertido monólogo. Además, incluso nos llega a exponer su teoría sobre los preservativos de sabores, en especial el de gazpacho.

¿Y si recordamos la Nochebuena? Agustín tiene claro que las vacaciones de Navidad no están bien repartidas: "O los niños tienen muchas, o los padres tenemos muy pocas", asegura. El humorista está cansado y es que sus hijos tienen tres semanas de vacaciones y su mujer "ni un día libre".

El humorista reflexiona también sobre todas las personas que odia: los que viajan, los trabajadores de tiendas, la Tuna, los que ponen voces, los que tienen un amigo catalán, un amigo gay, los que piden el aguinaldo, los que hacen yoga… y es que hay muchos tipos de personas a los que no entiende y sí, los odia.

Echando la vista atrás, Agustín hace un homenaje al monólogo con el que debutó en 2003 : ‘El macho ibérico’. Una nueva interpretación para aclarar muchas incógnitas que quedaban por resolver: ¿Existe aún ibérico? ¿Dónde le podemos encontrar? ¿Qué características tiene que reunir para poder reconocerlo? Todas estas preguntas tienen respuesta en la segunda parte de 'El macho ibérico'.

Las tablas de 'El Club' han servido también como forma de desahogo para Agustín, sobre todo, para sincerarse sobre la gente que le cae bien: "Mi madre, y tampoco te creas...", dice el cómico. Cree que si sigue en esta línea su monólogo sería "pasteloso" así que decide cambiarlo y hablar de gente que "odia".

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La paternidad no es nada fácil y el cómico decide dar un cursillo a los padres sobre cómo actuar con un hijo 'millennial' al escucharles hablar con palabras como "'hater' o 'sinsajo''. Los padres terminan por pensar: '¡Me lo han reclutado los yihadistas!", al no entender este nuevo vocabulario.