Albert Espinosa acompaña a Jesulín de Ubrique al colegio en el que tanto aprendió cuando era niño. Están bromeando cuando llega don Tomás, uno de los profesores de Jesuli. Él le recibe con un sentido abrazo. "¿Te quedan buenos recuerdos aquí o qué?", le pregunta. Jesulín asiente.

"Los últimos años ya empezaste a faltar, pero cuando venías y salías al patio iban todos los críos de preescolar detrás cantando 'Jesulín, Jesulín, las orejas son pa' ti'", rememora su maestro. Ahí ya empezaba a ser famoso y les pidió a los docentes no salir al patio durante el recreo. A pesar de no ser un alumno de diez, don Tomás conserva muchos y buenos recuerdos de su paso por el aula.

Algunos de ellos llegan hasta Jesús Janeiro en forma de fotografía. El profesor le enseña varias fotos de cuando iban todos de excursión. También una de todos los alumnos en la puerta del colegio, en la que sale haciendo pompas con un chicle, a pesar de que estaba prohibido. "Luego le eché una bronca", afirma. el docente.

"La última vez que te vi por la calle ibas en el coche y paraste para decirme: Don Tomás, aunque no terminé la EGB soy maestro yo también", recuerda. Mientras tanto, Jesulín observa emocionado una de las fotos. "Veo a mi hijo, clavado". El maestro decide regalársela.