Justo en el mismo campo en el que se encuentran en este momento, donde Jesulín de Ubrique y Albert Espinosa hacen un alto en este particular 'camino a casa', el pequeño 'Jesuli' tomó una decisión que marcó su vida y la del resto de su familia cuando solo tenía 12 años, sin ser consciente de ello.

"Estábamos aquí y mi padre salió a la puerta. Llevaba una especie de plástico negro y una tiza blanca.Escribió 'Se vende' y puso el teléfono de la casa", rememora el extorero. El negocio de su padre, representante de artistas tan conocidos en la época como Rocío Jurado, Manolo Escobar, El Fary, Bigote Arrocet o La Bombi, no estaba funcionando y su familia estaba pasando por una época de dificultades económicas.

Esta situación, sumada al hecho de que Humberto Janeiro siempre había querido tener un hijo torero (algo que Jesulín utilizó para que no vendiera el campo), hizo que el niño llegara a la que fue la solución a sus problemas a largo plazo y el motivo por el que su padre no vendió El Almendralejo.

"Mi padre tenía la ilusión de que alguno de sus hijos hubiera sido torero, pero yo no lo contemplaba. Pensé: ¿cómo le toco la tecla?". Ahí fue cuando se le 'encendió la bombilla'. "Papá, ¿tú quieres que yo sea torero? Pues no vendas el campo". Jesús Janeiro relata cuál fue la reacción de su padre tras escuchar sus palabras: "Salió, quitó el cartel y a tomar por culo el cartel", afirma. "El primer dinero que ganó Jesulín de Ubrique fue para pagar los honorarios de Rocío Jurado", asegura en un final inesperado de los acontecimientos.