Albert Espinosa recorre con Jesús Janeiro las calles por las que tantas veces paseó el torero durante su infancia en su pueblo natal, Ubrique. Ese camino del colegio a casa que con tanto cariño atesoramos todos en nuestra memoria. Un viaje en el tiempo que les lleva a recordar cuáles eran sus motes cuando eran pequeños.

"A mí me decían Jesuli", afirma Jesulín. "A mí me decían Espi; de Espinosa, Espi", explica el escritor. Jesuli era muy buen portero o, al menos, eso es lo que él cuenta. "De los mejorcitos", apostilla.

Albert también jugaba al fútbol cuando era pequeño e incluso llegó a jugar en los alevines del F.C. Barcelona. "Lo que pasa es que luego llegó el cáncer y perdí la pierna, pero yo siempre digo que era buenísimo, que hubiera sido mejor Messi", asegura. "Como nadie puede demostrar lo contrario...", bromea.

"Espi, mira, yo no sé tú, pero yo te voy a decir una cosa. Si de algo estoy convencido es que si hubiese sido portero, hubiese sido de lo mejor que ha habido", afirma con orgullo y optimismo Jesulín de Ubrique.