En nuestra vida cotidiana utilizamos numerosos objetos que presentan características más útiles de lo que pensamos. En el caso del salero, su base rugosa sirve para ahorrarse los típicos golpecitos a los que recurrimos cuando se quedan atascados.

Frotando la base de un salero con otro conseguimos que el funcionamiento del salero vuelva a la normalidad, sin recurrir a los golpes.