Existe una explicación científica de por qué no vemos los objetos que perdemos aunque los tengamos delante. Se debe a las ondas cerebrales viajeras. "Hemos descubierto que los objetos tenues son mucho más fáciles de ver si la visualización está sincronizada con las ondas cerebrales viajeras", apunta John Reynolds, uno de los autores del estudio. "Estas ondas facilitan la sensibilidad de la percepción, de forma que hay momentos en los que puedes ver lo que de otra forma no verías", añade Reynolds.
"Son viajeras porque viajan a todos los sitios menos donde deben ir", bromea Angie Cárdenas. "Tenía un profesor que lo decía, a veces no nos damos cuenta de que una persona se ha cortado el pelo hasta tres días después. Eso se debe a que tenemos un recuerdo y siempre vemos lo mismo, así nos cuesta detectar los pequeños cambios", apunta Tatiana Arús en directo.