Estamos utilizando mal el desodorante. Así lo ha explicado al menos este estudio que muestra Alfonso Arús en el vídeo.

Te pegas una ducha por la mañana y al salir y secarte con la toalla vas corriendo a echarte desodorante.

Bueno, pues este hábito está mal hecho y hace que se pierda la eficacia del desodorante. Para que realmente se impregne en la piel, hay que aplicárselo, ¡ojo!, antes de irse a dormir.

¿Por qué? Cuando nos vamos a dormir la temperatura poco a poco va descendiendo y esto hace que el desodorante se absorba y haga su trabajo.