El deán de la Catedral de Santiago había delatado al electricista como presunto autor del robo del Códico Calixtino: había conducido a los agentes hasta una estancia en la que Monolo Castañeira tenía todas las llaves de la Catedral de Santiago a pesar de no trabajar allí desde hacía más de siete años. Sin embargo, la Policía aún no sabía dónde había guardado el Código y no podía detenerlo.

Deciden, así, sonorizarle su propia casa con autorización del juez. Entran aprovechando que está en su apartamento de la playa para hacer fotografía de cada una de las cosas de su casa y tras colocar los micros comprueban haber dejado todo igual.

En su casa encuentran una cortina que separa las zonas donde no puede acceder siquiera la mujer. Cuando vuelve, se da cuenta de que la puerta está inclinada 30º, pero piensa que ha sido su hijo. "Ahí vinieron, fuera quien fuera. Yo solamente te digo que ahí vinieron. En mis cosas no quiero que ande nadie", expone en una conversación con su hijo.