Tras el robo del Códice Calixtino se destaparon numerosas irregularidades en la Catedral de Santiago. Los robos de material de la catedral y del propio dinero que depositaban los turistas en los cepillos era algo más que habitual.

De hecho, tras salir a la luz algunas grabaciones en las que se puede ver al electricista llevándose cantidades millonarias de aportaciones, hallaron una carta en la que Manolo Castiñeira explicaba que había carreras por robar dinero de los cepillos y que los mejores eran los que estaban cerca de la tumba del apóstol Santiago, porque era donde los feligreses se animaban a dejar más dinero.