Son las 3:55 de la madrugada del 1 de noviembre de 2012. La última avalancha del Madrid Arena, la que provoca la muerte de cinco chicas y más de una veintena de heridos, ha durado más de 20 minutos y la situación en el recinto es de pánico absoluto.

Hay quien ha conseguido salir por su propio pie y ayuda a quienes no lo logran. Algunos buscan desesperadamente la enfermería, que, tal y como se descubrió por los testimonios de los allí presentes, estaba mal señalizada. Otros han sacado a varias chicas, ya inconscientes, de aquel infierno, pero no alcanzan la salida. Es en ese momento cuando comienzan las llamadas al 112.

El personal de emergencias les indica que las ambulancias no puede acceder al interior; tienen que sacar a las chicas al Paseo de Extremadura. "Vale, la sacamos, pero por favor, venid ya", responde una joven muy alterada al teléfono. "Tranquilizaos. La sacáis al Paseo de Extremadura con la Puerta del Ángel", insisten.

Al otro lado, ya solo se escuchan gritos de auxilio y horror. "¡Por favor, por favor, Dios mío, por favor!".

Quienes buscan la enfermería tampoco tienen un mejor panorama. "Desde el momento que sacan a tu hija de ese montón de gente hasta la enfermería, ¿qué sabes?", pregunta Mamen Mendizábal a Isabel de la Fuente, madre de Cristina Arce, una de las víctimas mortales. "Yo he visto imágenes, creo que es ella. La llevan en brazos. Pero claro, tienen que buscar la enfermería, por llamarla algo; ahí solo había un cubo para vomitonas y ni siquiera había agua", relata en Anatomía de...

Allí la esperaban los doctores Viñals. "Según me han comentado, la expresión del doctor Viñals fue que toda la noche había estado atendiendo borrachos y ahora le llevaban 'esto'". Que lo dijo cuando llegaron Katia, Cristina y Rocío, que son las tres pobres que tuvieron la desgracia de caer en sus manos.

Las tres chicas fallecieron horas después sin recibir ningún tipo de atención médica del personal de aquella enfermería.