Rafael Soler, supervisor de controladores aéreos en 2010, reconoce que tras estallar el caos aéreo, no se atrevía a decir que era controlador porque le daba miedo que le "pegaran". "Yo entiendo que la gente estuviera indignada con nosotros, porque somos profesionales bien pagados. Se creía la versión oficial todo el mundo y nos demonizaron de una forma tremenda", lamenta.

En la misma línea, el controlador aéreo César Cabo denuncia que "se alimentó que aquello fuera el caos mayúsculo, cuando se mandó a la UME llevando mantas". "Se provocó que todavía aquello fuera más dramático y pareciera mucho peor de lo que realmente era", critica.

Por su parte, el exministro de Fomento Pepe Blanco defiende que lo que hizo "fue informar a los ciudadanos de lo que estaba ocurriendo, sin ocultar ninguna información". "Y si la verdad les ha molestado, lo siento, pero mi obligación era decirla. No es ninguna campaña. Los ciudadanos tenían que ser conscientes de por qué tomábamos esa decisión", manifiesta.