Como mínimo, en el Madrid Arena aquella noche se vendieron 22.000 entradas, pero los organizadores dos días antes de la celebración de la fiesta, notificaron oficialmente que el evento tendría un aforo de 7.000 personas. Es decir, según indican los expertos el aforo se superó al 215%. Sin embargo, en el juicio, Miguel Ángel Flores, el empresario que gestionaba el Madrid Arena, aseguró, como se puede ver en el vídeo principal de esta noticia, que habían vendido "5.000 y pico, casi 6.000 entradas" físicas.

"Dijo usted en su declaración en el Juzgado de Instrucción que había vendido unas 4.000 a través de relaciones públicas", respondió una abogado al empresario, que se excusó asegurando que había dado "el dato mal". "Tengo que comprobar los datos, porque yo sé el total y sé que se habían hecho unas ventas a través de internet y otras. Más o menos se vendieron unas, el 50 o el 60%, por unos canales y por otros, el resto", explicó el empresario.

El periodista explica en el vídeo que "Miguel Ángel Flores intenta echar balones fuera diciendo que no, que eso no es así, porque algunas entradas se han vendido por vía digital y otras se han vendido en ventanilla" provocando una gran falta de rigor. El 20 de noviembre declaró Miguel Ángel Flores ante el juez y repitió que en la fiesta había 9.650 personas, cifra que posteriormente se demostró falsa tras el recuento de 16.791 entradas escondidas en un pabellón anexo ante la mirada del organizador.

Abdón Núñez, el abogado de la familia de Belén Langdon, explica en el vídeo que "el Grupo Quinto de Homicidios llega al Madrid Arena sobre las 5 y pico de la mañana" y "lo que hace es empezar a desalojar gente, a acotar la zona donde han ocurrido los hechos". Un momento que "aprovecha para que la gente de Miguel Ángel Flores meta las urnas en el pabellón satélite". "Las esconden, con toda intención", insiste el abogado, que destacada que "una ve que el Grupo Quinto las encuentra, a partir de ese momento, con las cámaras de seguridad" se hace "un seguimiento y se ve perfectamente cómo es la gente de Miguel Ángel Flores la que baja por la rampa y la que esconde en el pabellón satélite las urnas cierra la puerta y se va".

Por eso, no solo vendió muchas más entradas de las que permitía el aforo, sino que sabiendo que había cometido un delito, antes de que llegara la Policía, escondió en un edificio anexo las urnas que contenían las entradas.