El mundo acaba de batir el récord histórico desde que hay registros de emisiones de dióxido de carbono. Los niveles de dióxido de CO2 en la atmósfera de la Tierra son actualmente un 50% más altos que los de los niveles preindustriales después de que el año pasado volvieran a aumentar, al igual que los del metano y el óxido nitroso. Se trata de los tres gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana y los contribuyentes más significativos al cambio climático, que continuaron con sus históricamente altas tasas de crecimiento en la atmósfera durante 2022, según científicos de la agencia estadounidense NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica).

El promedio mundial de CO2 en la superficie aumentó el año pasado 2,13 partes por millón (ppm) hasta situarse en 423,06 ppm, aproximadamente la misma tasa observada durante la última década. 2022 fue el undécimo año consecutivo en que el CO2 aumentó en más de dos ppm, la tasa sostenida más alta de incrementos de CO2 en los 65 años de serie histórica. Antes de 2013, nunca se habían registrado tres años consecutivos de crecimiento de CO2 de dos ppm o más. Por su parte, el metano atmosférico, que es menos abundante pero más potente que el CO2 en atrapar el calor en la atmósfera, aumentó a un promedio de 1.911,9 partes por billón (ppb), esto es, 14,0 ppb más que en 2021.

Se trata de la cuarta subida anual más grande registrada desde que comenzaran las mediciones sistemáticas de la NOAA en 1983, tras un crecimiento récord en 2020 y 2021. Los niveles de metano en la atmósfera ahora son más de 2,5 veces los de la era preindustrial. En cuanto al óxido nitroso, los niveles del año pasado se situaron en 335,7 ppb, es decir, 1,24 ppb más que en 2021 y el tercer incremento más grande desde 2000 -empatado con 2014- y un 24% más en relación al nivel preindustrial, que era de 270 ppb. Los dos años de mayor crecimiento del óxido nitroso en la atmósfera ocurrieron en 2020 y 2021.

Los aumentos de ese gas durante las últimas décadas se deben principalmente al uso de fertilizantes nitrogenados y estiércol por la expansión y la intensificación de la agricultura. "Las observaciones recopiladas por los científicos de la NOAA en 2022 muestran que las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando a un ritmo alarmante y persistirán en la atmósfera durante miles de años", apuntó Rick Spinrad, administrador de esta agencia científica. Científicos de la NOAA recogieron el año pasado más de 14.000 muestras de aire de estaciones repartidas por todo el mundo y las analizaron en el Laboratorio de Monitorización Global de esta agencia, situada en Colorado en Boulder.

Cada primavera, la NOAA calcula y publica los niveles promedio globales preliminares de los tres principales gases de efecto invernadero de larga duración (CO2, metano y óxido nitroso) observados durante el año anterior. Las mediciones se obtienen a partir de muestras de aire recogidas en sitios de la Red de Referencia Global de Gases de Efecto Invernadero de la NOAA, que incluye más de 50 sitios de muestreo cooperativos en todo el mundo. El CO2 es, con mucho, el contribuyente más importante al cambio climático. El principal impulsor del aumento del CO2 atmosférico es la quema de combustibles fósiles, con emisiones que aumentaron de 10.900 millones de toneladas por año en la década de 1960, que es cuando comenzaron las mediciones en el Observatorio de Mauna Loa en Hawái, a alrededor de 36.600 millones de toneladas en 2022.

La cantidad de CO2 en la atmósfera actual es comparable a donde estaba hace alrededor de 4,3 millones de años durante la época del Plioceno medio, cuando el nivel del mar era unos 20 metros más alto que el actual y grandes bosques ocuparon áreas del Ártico que ahora son tundra. Alrededor de una cuarta parte de las emisiones de CO2 de los combustibles fósiles hasta ahora han sido absorbidas por los océanos del mundo, lo que contribuye a la acidificación oceánica y amenaza algunas pesquerías y acuicultura en todo el mundo. METANO Por su parte, las mediciones a largo plazo de la NOAA muestran que el metano atmosférico aumentó rápidamente durante la década de 1980, casi se estabilizó a mediados de la de 1990 y principios de la de 2000, y reanudó un rápido aumento en 2007.

Un estudio de 2022 realizado por científicos de la NOAA y la NASA sugiere que hasta el 85% del aumento de 2006 a 2016 se debió al incremento de las emisiones microbianas generadas por la ganadería, la agricultura, los residuos humanos y agrícolas, los humedales y otras fuentes acuáticas. El resto se atribuyó al alza de las emisiones de combustibles fósiles. Las causas exactas del reciente aumento del metano aún no se conocen por completo, según Lindsay Lan, del Laboratorio de Monitorización Global de la NOAA. Una posibilidad es la influencia del fenómeno climático de La Niña, persistente en los últimos tres años y que ha desencadenado una mayor precipitación sobre las regiones de humedales tropicales, lo que puede aumentar la actividad de los microbios que generan emisiones de metano. De hecho, científicos de la NOAA investigan la posibilidad de que el cambio climático esté causando que los humedales causen un aumento de las emisiones de metano en un ciclo de retroalimentación.