Al Rojo Vivo analiza las diferentes fases del rescate del pequeño Julen. Lo primero que se hizo fue rebajar el terreno unos 20-30 metros. Un trabajo que se hizo con excavadoras y que tardó más de lo previsto debido a los macizos rocosos que se encontraron.

El pasado sábado comenzó a construirse ya ese túnel vertical de 60 metros de profundidad, paralelo al pozo por el que cayó Julen, y que se terminó a última hora del lunes. Finalmente ha costado 55 horas excavarlo, a una media de 1,1 metros por hora.

Y de momento hasta aquí, porque tras los problemas que han encontrado se va a volver a rellenar el túnel con arena fina para luego perforarlo de nuevo más ancho.

Luego tocaría encamisar, proteger el tubo, y rellenarlo con tierra para asegurar el descenso. Pasaremos entonces a un fase crucial: la encargada a los ocho hombres de la Brigada de Salvamento Minero.

Tras la perforación del túnel había que encamisarlo, protegerlo con tubos. Durante ese proceso, a los 42 metros, se encontraron con irregularidades, ese túnel no era completamente recto. Los tubos no encajaban así que hubo que dar marcha atrás.

En las últimas horas se ha rellenado esa galería vertical con arena fina y se ha vuelto a perforar, eso sí, con un diámetro mayor.

Ahora se retoma ese plan inicial, entubar, encamisar, ese túnel y rellenar los huecos con tierra para asegurar el descenso. Esos tubos deben contar además con una especie de puerta perfectamente enfocada hacia donde está Julen y por donde los mineros cavarán horizontalmente.

Ellos bajarán en grupos de dos en una jaula de hierro que pesa 300 kilos y que se sube y baja con una grúa. En las manos de esos mineros quedará el resto del rescate: manualmente cavarán esa galería ascendente de unos cuatro metros de largo que les llevaría hasta Julen.

Una galería de un diámetro de poco más de un metro, por lo que este cuerpo minero de élite deberá perforar de rodillas, reptando, a oscuras y con respiración artificial.