La pandemia del COVID-19 supuso la tormenta perfecta para paralizar el funcionamiento del sistema económico mundial. El parón de la economía y su posterior reinicio ha provocado que, ahora mismo, la cadena de suministros -que garantiza que las fábricas tienen suficientes materias primas para elaborar productos y que éstos lleguen a las tiendas- se encuentre rota.

¿Por qué faltan determinados productos en las estanterías de los comercios y supermercados? Básicamente, la recuperación del consumo ha pillado a contrapié al sistema económico. La demanda ha superado a la oferta, provocando escasez y elevados precios. A esto han contribuido, sobre todo, tres factores.

Por un lado, las materias primas se han encarecido. En los últimos tres meses ha aumentado el precio de la madera un 125%; el de la piedra, un 68%; el del cobre, un 63%.

Los carburantes también han incrementado su precio, por lo que el transporte marítimo es mas costoso. A ello hay que sumarle el parón global en el transporte de contenedores y, además, el encallamiento del Ever Given en el Canal de Suez (Egipto), que paralizó el tráfico mundial. Si en 2019 enviar un contenedor de China a Europa costaba 1.700 dólares, ahora cuesta seis veces más: 13.000 dólares.

Esto ha hecho que se produzca una escasez de determinados elementos fundamentales para producir artículos. Desde microchips hasta botellas para el vino.

De hecho, también se están produciendo problemas para exportar desde nuestro país, como se puede ver en el vídeo debajo de estas líneas. Los atascos en el transporte marítimo fuerzan a apostar por el transporte aéreo, lo que encarece mucho los costes e, irremediablemente, fuerza una subida de los precios.