Tras el Brexit habrá cambios para los residentes en Reino Unido que sean de la UE. Estarán aquellos a los que se dará un estatus de afincados, con derecho a servicios públicos, pero que tendrán que acreditar haber residido al menos cinco años allí.

Quienes quieran tener acceso a esos servicios públicos, a sanidad, a empleo, y lleguen después del Brexit, deberán hacerse con un carné de residencia. Los criterios para otorgarlo serán más estrictos.

Los problemas sanitarios que surjan de la ruptura, preocupan. Al salir de la UE, los británicos perderían la Tarjeta Sanitaria Europea, algo que están intentando negociar de alguna manera. No es un tema menor porque hay un número importante de británicos que reciben tratamiento fuera del país gracias a los acuerdos entre países de la Unión y que, a partir del Brexit, tendrán que financiarse de otra manera. Lo mismo para resto de europeos que necesiten esa asistencia sanitaria en territorio británico.

En cuanto a comercio, algunos se echan a temblar. Puede haber atasco tanto para introducir como para sacar productos del país por las aduanas y, con la más que probable depreciación de la libra, los productos europeos, por ejemplo los españoles, al ser el euro más caro, podrían resentirse.

Podríamos vender menos, exportar menos, y eso es un problema porque Reino Unido es uno de los países a los que más exportamos y además, exportamos mucho: desde piezas y productos de automoción, hasta alimentación, calzado y cosmética. Este punto es tan importante que en Reino Unido están haciendo acopio de medicamentos para evitar desabastecimiento sobre todo en los primeros meses hasta que se terminen de perfilar los nuevos acuerdos comerciales.

Esa depreciación de la libra también tiene consecuencias en el turismo. Otra vez tendremos que tirar de pasaporte tanto para entrar en Reino Unido como para que los británicos visiten los países de la UE.

Aquellos británicos que ahora pasan largas temporadas en España, tendrán que solicitar si quieren, la residencia para estar aquí una vez se consume el Brexit. Hasta los programas de becas se van a resentir: este podría ser el último año de los Erasmus con Reino Unido como destino o salida de estudiantes. Lo mismo para los programas de ayudas europeos de estudiantes.