Alan pagó 50.000 dólares por viajar en el submarino Titán, que ahora se encuentra en paradero desconocido. Lo hizo en el año 2020 como parte de una misión para visitar el Titanic. Lo narró desde el minuto uno. Viajó a San Juan de Terranova, una ciudad de Canadá, para zarpar en un enorme barco. Cuando llegó el momento de subirse al submarino no pudo evitar estar nervioso. "Llevamos una pequeña mochila con agua, nuestras cámaras y un sándwich", relató en su filme.

En él aseguró también que el sumergible no era para nada cómodo. "Voy mentalizado de estar por lo menos diez horas encerrado en él", añadió. Del mismo modo, explicó que el submarino solo se abría y cerraba desde fuera.

"Estamos totalmente a merced del equipo en el exterior una vez finalizada la aventura. Hay un baño portátil de emergencia que esperamos no tener que usar", confesó.

En el momento en el que bajaban al fondo no había mucho. Eran dos horas en las que decidieron ponerse una película, la del Titanic. Sin embargo, el viaje se topó con un imprevisto cuando se cortaron las comunicaciones.

Llegaron a detener la misión y recogieron cable hasta que recuperaron la comunicación. "Es vital que podamos comunicarnos, pues de otra manera podemos perdernos y quedarnos a la deriva en medio del océano", explicó el viajero. Finalmente recuperaron la comunicación y lograron hacerse con los restos del Titanic, como se puede ver en el vídeo de portada.