Lo que ocurrió en la madrugada de este lunes 7 de febrero, cuando un terremoto de magnitud 7,8 azotó el centro y sur de Turquía y el norte de Siria, equivale a dos o tres siglos de manera natural, señala el divulgador científico, Mario Viciosa. El experto explica que, en esa zona, hay una serie de fracturas en el terreno. Eso que conocemos como fallas. "Pero una falla no es una fractura cualquiera", ha añadido.

En una falla se acumula mucha tensión porque hay una placa que empuja en un sentido y otra en otro. Ambas van desplazando a Turquía hacia el Mediterráneo. "Esto ocurre de manera natural, pero en algunos momento se acumula tanta tensión - particularmente en esa falla de 700 kilómetros - que esa ruptura desata una enorme cantidad de energía".

El experto compara esta situación con la de un globo lleno de agua al que se le clava un alfiler para que no reviente. "Se va liberando la tensión poco a poco por un canal, pero si en un momento dado nuestras manos fueran las plazas apretando cada una por un lado, empieza a salir de manera violenta ese chorro".