Entre el gran dramatismo que se ha vivido —y se está viviendo— en Afganistán, hay una imagen que representa que no todo es negativo. Una instantánea de una familia afgana que, tras días de incertidumbre sobre su evacuación, ha logrado llegar a Bélgica.

En la fotografía se ve a la familia, de cuatro miembros, caminando por el terreno del aeródromo. En cabeza, el padre acompaña a su hijo pequeño. Detrás está su madre y, en última instancia, aunque en ningún caso relegada, la hija mayor. Su alegría es tal que en el momento capturado por la cámara se aprecia cómo da un salto, a la vez que acompaña su rostro con una sonrisa.

Tristemente, este no ha sido el caso de muchos niños que a día de hoy siguen en territorio afgano. Según el programa mundial de alimentos de la ONU, el conflicto y el bloqueo en Afganistán va a traer consigo una catástrofe humanitaria en los próximos meses. Y, de acuerdo con Unicef, 10 millones de niños ya necesitan asistencia humanitaria en el territorio afgano, mientras otras 14 millones de personas no tienen para comer.

A ello se le suma la escalada de violencia que se espera en el país en los próximos meses. Con una fuerte rivalidad entre afganos y terroristas del Estado Islámico y con la amenaza que se cierne, sobre todo, sobre las mujeres y las niñas, que temen por una pérdida de derechos tras más de 20 años de ocupación internacional. De hecho, la ONU prevé que haya más de 500.000 refugiados afganos antes de que termine 2021.