Javi Sánchez es uno de los 250 participantes españoles en el ensayo clínico Mosaico, que busca testar la efectividad de una posible vacuna contra el VIH, la primera en una década en llegar a última fase de estudio.

Según ha explicado en Al Rojo Vivo, los pasos son sencillos: primero se realiza un cribado para comprobar que no se está contagiado de VIH y después se reciben seis pinchazos en cuatro visitas al médico durante cuatro años. El año y medio siguiente es la comprobación de los resultados.

"Si algo nos ha enseñado la pandemia es que la sociedad no avanza sin los científicos. Hace falta implicación de la sociedad civil para ver que estas vacunas funcionan", ha explicado.

Así, ha reivindicado su participación en honor de todos los fallecidos por la epidemia. "Se lo debemos a los científicos y a todos los que hemos perdido en el camino por el VIH", ha aseverado.

El estudio busca a hombres cis y personas trans que mantengan relaciones sexuales con otros hombres cis y personas trans. Los efectos, dice Sánchez, no se diferencian demasiado de los asociados a las vacunas contra el COVID-19: unas décimas y dolor de brazo.