El fotoperiodista Ricardo García Vilanova ha trabajado en Libia desde 2011, lleva ocho años recogiendo testimonios sobre la dramática situación que vive el país. El asesinato de Gadafi parecía marcar un antes y un después, pero el país aún vive en el caos.

"Libia está rota. Vive una guerra entre familias, entre clanes, por el poder y el petróleo. La caída del califato no significa, ni mucho menos, la caída del Estado Islámico", explica García Vilanova en Al Rojo Vivo. "Actualmente en Libia existe un conflicto abierto entre dos gobiernos", añade.

Según el fotoperiodista, Dàesh aprendió de los errores de Al Qaeda, "es mucho más allá del líder, la idea es más potente y pasa por encima de cualquier persona".

No obstante, García Vilanova distingue entre las mafias ilegales (una trampa para los migrantes y refugiados) y gente que "vive tranquilamente". "No se explica, pero hay gente que, pese a los problemas, vive de forma tranquila con sus negocios", apunta.

Preguntado sobre el perfil actual de yihadista, García Vilanova identifica dos tipos: el religioso y fanático y el europeo, "el más peligroso de todos". "El yihadista europeo ve una oportunidad identitaria en el Dàesh. Es gente que se sienta excluida", explica.

Reconoce la complicada labor que supone controlar a estos grupos y admite que "existe un peligro potencial", pero insiste en que la seguridad se ha mejorado mucho en las fronteras europeas. "El 90% de los atentados en el mundo se dan en países musulmanes. A Europa llega muy poco".