Labastida (Álava) fue una de las primeras localidades de España en comenzar a aplicar medidas restrictivas frente a la transmisión del coronavirus. Más de un mes después, esas medidas están surtiendo su efecto: desde mediados de marzo, el número de contagios en el municipio apenas ha variado.

La alcaldesa del municipio, Laura Pérez, admite que esos primeros días fueron "momentos de estar en el ojo del huracán y de gran tensión".

"Fue el primer municipio en el que se adoptó la medida de cerrar los centros educativos -recuerda-. Eso nos obligó a posicionarnos en la situación que teníamos en el municipio y ver que si se adoptaban esas medidas preventivas a nivel educativo, también a nivel local, de polideportivo, de casa de cultura, teníamos que adoptar medidas".

"Aunque en ese momento parecieran exageradas, eran necesarias para seguir en esa línea de prevención en los riesgos del contagio", resume. En un principio, admite, su adopción "fue impactante" para los vecinos, que las veían "con preocupación", especialmente para un pueblo para el que el turismo supone un importante pilar económico.

"Era una situación que teníamos que vivir con serenidad y responsabilidad", subraya la regidora, que indica que los habitantes del pueblo "respondieron perfectamente" y que la hostelería adoptó la medida de cerrar incluso antes de que fuera obligatoria a nivel nacional.

¿En qué situación se encuentra ahora el pueblo de Labastida? "Estamos muchísimo más estabilizados", indica Laura Pérez, que apunta que continúa la preocupación por el sector terciario, especialmente afectado. Desde el Ayuntamiento, adelanta, se están estudiando medidas económicas "para dinamizar este sector cuando todo esto vaya dando paso a una situación más normalizada".