Por su morfología, el río Dniéper es una enorme frontera natural entre Rusia y ucrania, y no es fácil atravesarla. Eso está provocando un atasco de soldados rusos que están intentando salir de la zona de Jersón, tal y como anunció hace unos días el Kremlin.

Este río atraviesa las regiones de Jersón y Zaporiyia, y las tropas rusas lo que están haciendo es abandonar la orilla occidental y trasladarse a la oriental. Pero ese río es un muro de agua de más de 350 kilómetros de largo que va desde el norte de Zaporiyia hasta su desembocadura en el Mar Negro. Además, cuenta con una anchura media de más de dos kilómetros y en algunos puntos puede llegar hasta los 23 kilómetros de ancho, lo que complica la navegación.

Durante todo ese tramo, prácticamente, es un río embalsado por las presas de Kajovka y también por la de Zaporiyia. Los puntos de cruce terrestre son escasos: solo las dos presas y los puentes situados en la región de Zaporiyia y de Jersón, mientras que durante el resto del recorrido solo se puede cruzar por agua, en barco.

Una vez los soldados rusos consigan trasladarse por completo al margen del río oriental, se convertirá en la nueva línea del frente ucraniana. A partir de entonces, para Rusia mantener la línea oriental del río será muy importante porque es el corredor terrestre hacia Crimea y porque a ese lado está la central nuclear, ubicación importante en este conflicto.