Tras 100 días de guerra en Ucrania, la situación en Járkov, la segunda ciudad más importante del país y uno de los principales objetivos de Putin al inicio de la invasión, vive una situación "contradictoria": aunque allí no hay combates tan cruentos como en el Donbás, la ciudad no ha llegado a alcanzar la normalidad que ha logrado Kiev y aún se siguen escuchando explosiones.

Así lo describe desde el terreno la periodista Nuria Garrido, colaboradora de laSexta en Ucrania, que señala que en Járkov aún quedan numerosos checkpoints y barricadas y que en algunos momentos las tropas del Kremlin siguen atacando la ciudad, cercana a la frontera con Rusia.

Allí, explica, muchos ucranianos se preguntan cuándo van a poder recuperar su vida normal y conviven con las secuelas psicológicas de más de tres meses de conflicto bélico. En este sentido, la reportera cita un demoledor informe de Médicos Sin Fronteras, que apunta que estos 100 días de guerra están afectando significativamente a la salud mental de la población.

De acuerdo con la organización, los psicólogos de MSF han comprobado en Ucrania que las personas sufren "temor intenso, estrés constante, preocupación persistente, desesperación y ataques de pánico".

Un impacto psicológico que afecta también a los más pequeños, según apunta la supervisora de Salud Mental de MSF en Kiev, Oksana Vykhivska que apunta que "muchos niños que han visto o han experimentado explosiones de bombas sufren insomnio, enuresis y pesadillas".

En Berehove, donde los especialistas trabajan con niños evacuados de zonas en conflicto, los menores muestran síntomas del trauma como "ansiedad, baja autoestima, ataques de pánico y tristeza". "Muchos tienen dificultades para dormir, algunos han empezado a tartamudear, algunos mojan la cama", enumera por su parte Kucheriaviy Valerii.

En cuanto a los ancianos, Vykhivska apunta que a menudo se encuentra solos tras verse separados de sus seres queridos y se encuentran "constantemente ansiosos y rompen a llorar".

La especialista explica que se encuentran con estrés relacionado con el trauma, donde los recuerdos de refugiarse en sótanos durante los bombardeos pueden volver a ser detonados por palabras, sonidos u olores. "También vemos personas con muchos síntomas relacionados con la ansiedad, como insomnio y preocupación constante por el futuro. Gente que normalmente no se ve afectada ahora está estresada", incide.