Los hechos sucedieron el 11 de noviembre de 2009 en California. Un científico loco aficionado a matar insectos de las formas más crueles que uno se pueda imaginar, inventa un artilugio que le supondrá la muerte. A una antena parabólica le coloca papel alumínico para captar mejor los rayos solares. Este invento enfocado convenientemente al sol provocaba un haz de luz, un rayo que acribillaba todo lo que se ponía delante. La cosa terminó asándose en su propio invento. Todos los detalles en el vídeo