Finman, natural de Idaho, en EEUU, era un niño al que no le gustaba ir al colegio, odiaba a sus profesores y siempre se quejaba de la mala relación que tenía con sus maestros. El joven asegura que no tuvo una infancia fácil y que incluso tuvo profesores que le recomendaron que dejara los estudios y se pusiera a trabajar en un McDonald's porque "eso era todo lo que podría hacer por el resto de mi vida".

Ante esta situación Finman rogaba cada día a sus qué le dejaran abandonar el colegio pero ante la negativa de sus progenitores les propuso un trato: si cuando cumpliera 18 años era millonario, no tendría que ir a la universidad.

Para conseguir su objetivo Finman aprovechó los 1.000 dólares que le había regalado su abuela por su cumpleaños para invertirlos en monedas virtuales o Bitcoins, según ha publicado el diario Clarín.

Con el tiempo siguió invirtiendo en monedas virtuales hasta alcanzar las 403 monedas, que equivalen a 1.09 millones de dólares. Con parte de este dinero fundó una 'startup' llamada Botangle, que servía para que otros estudiantes frustrados como él pudieran encontrar maestros en Internet. Además se trasladó a vivir a Silicon Valley y viajó alrededor de todo el mundo.

Años más tardes Finman contactó con un interesado en comprarle su pequeña empresa, que ya contaba con 20 trabajadores, que le ofreció 100.000 dólares o 300 bitcoins por su negocio. Finman lo tuvo claro y no dudo en aceptar los 300 bitcoins.

"Mis padres me preguntaron: "¿Por qué no optaste por el dinero?", explicó Finman. "Pero yo lo pensaba más como una inversión", agregó.