El bizcocho de frutas estaba envuelto en papel y en una lata de estaño que, junto con el frío extremo del Polo Sur, facilitó su conservación. Fue fabricado por la empresa británica Huntley & Palmers. Al abrir el contenido, los investigadores se encontraron con que el postre "se veía y olía casi comestible", según ha informado Antartic Heritage Trust, la fundación responsable de las restauraciones.
Lo encontraron en un refugio de la Antártida construido en 1899 y utilizado por el equipo de Scott, que murió durante el viaje de vuelta a la base. Según los expertos el pastel de fruta es perfecto para soportar las condiciones del continente debido a su alto contenido de grasa y azúcar, necesario para vivir y trabajar en la Antártida.
La directora del proyecto de investigación, Lizzie Meek, ha explicado que los visitantes podrán ver el bizcocho en la estantería del refugio junto a los demás hallazgos.