La historia de esta 'abuela culturista' es muy curiosa. Ernestine cuenta que era una persona poco activa que no le gustaba hacer ejercicio. Comenzó a entrenar a los 56 años junto con su hermana y empezaron a participar en competiciones internacionales.

Ernestine se metió tanto en el mundo culturista que en 2010 la incluyeron en el libro Guinness como la mujer culturista más vieja del mundo. Su entrenamiento empieza con meditación y una carrera por la mañana y después entrenamiento en el gimnasio.

Su dieta contiene arroz, pechuga de pollo, nueces, avena y huevos, y también una gran cantidad de agua. Desde luego que, viendo las fotos de esta mujer, queda claro que "la edad es sólo un número".