El auge de las redes sociales tiene muchos beneficios, pero una desventaja ha sido la propagación de desinformación. Las noticias falsas se han vuelto una plaga en Internet, especialmente en redes sociales como Facebook. Así, cada día aparecen nuevos sitios web diseñados para engañar y despistar. Para sus creadores, los incentivos son claros: publicaciones más veces compartidas en redes significan más visitas y más dinero.

Pero las historias falsas afectan a la gente que las lee y las comparte una y otra vez. Muchas de esas noticias falsas refuerzan las visiones de votantes y los aíslan de la verdad.

Así pasó con Eric Tucker, cofundador de una empresa de marketing en Austin, Texas. Eric tenía sólo unos 40 seguidores de Twitter. Sin embargo, su reciente tuit sobre los manifestantes a los que habían pagado para que fueran transportados a las manifestaciones contra Donald Trump alimentó una teoría de la conspiración nacional.

El post de Tucker fue compartido más de 16.000 veces en Twitter y más de 350.000 veces en Facebook. El problema es que el Tucker se equivocó. No había tales autobuses llenos de manifestantes pagados, pero eso no importaba.

La información falsa puede también surtir de mensajes mal informados de los medios sociales. El New York Times consiguió demostrar cómo la declaración de Tucker (suprimida en Twitter) la noche después de las elecciones se convirtió en un fenómeno de noticias falsas. Es un ejemplo de cómo, en un mundo siempre conectado donde la velocidad a menudo tiene prioridad sobre la verdad, una publicación de un ciudadano puede convertirse rápidamente en un punto de conversación, incluso cuando se está demostrando que es falso.

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Tucker, que había tomado fotos de un gran grupo de autobuses que vio cerca del centro de Austin al principio del día porque creía que era inusual, vio informes de protestas contra Trump en la ciudad y decidió conectar ambos hechos. Colocó tres de las imágenes con la declaración: "Los manifestantes antitrump en Austin hoy no son tan orgánicos como parecen. Aquí están los autobuses que vinieron".

Esa imagen rápidamente generó más de 300 comentarios y tuvo una gran repercusión. Al comprobar que se había equivocado, Tucker suprimió su tuit original y publicó una imagen reprodcuciéndolo con la palabra "falso" encima. Después de una semana, ese mensaje tenía 29 retweets y 27 me gusta, frente al impacto de su tuit inicial.