La maquetista Noemí Batllori es la creadora de este singular 'hospital', que funciona desde las pasadas Navidades, y, de momento, es la única encargada de arreglar los juguetes "que normalmente la gente tira o que no se aceptarían en una campaña de recogida", ha explicado en una entrevista.

"¿Qué pasa con el dominó al que le falta una pieza? ¿No lo puedo llevar a una campaña de recogida de juguetes?", estas son las preguntas que inspiraron a Batllori a materializar esta "idea simpática" que un día apuntó en una libreta. Para poder llevar los juguetes a este hospital tienen que estar rotos o incompletos y ser de un material "noble" que facilite a Noemí la tarea de arreglarlos.

"Por ejemplo, a una Barbie a la que le falta una pierna difícilmente podré ponerle una pierna nueva, aunque podría repararla con una pierna de madera", explica la reparadora de juguetes, que lo compara con un hospital "de verdad" al que se acude para curarse "y del que, a veces, se sale sin estar recuperados del todo, ante lo que se aprende a vivir de otra forma".

"Un juguete no tiene que ser perfecto para que podamos jugar con él", defiende Batllori, que recuerda que "un juguete para un niño es su mundo y crece con él" por lo que representan una oportunidad para "transmitir valores y que vean que los demás pueden ser distintos, y que acepten que se pueden equivocar y arreglar las cosas".

Recuerda que su primer contacto con el mundo de los juguetes y los niños fue cuando, hace cuatro años, alumbró a su hija a la que le construyó una casa de muñecas con restos de sus maquetas, a la vez que sus amigos le empezaron a llevar juguetes y otros objetos para que los arreglara.