Aunque de lejos se escuchen los petardos que lanzan los narcotraficantes para avisar que la policía ha entrado en la favela, los niños no se inmutan y siguen tocando. Gracias a unos talleres de música, los niños al fin tienen una alternativa a la delincuencia callejera.

Ángel Carmona , un periodista español, fundó en 2011 un Leaozinho, un centro en el que comenzó impartiendo un taller de guitarra. Poco a poco, sus clases se fueron llenando de niños, interesados en tocar el instrumento.

Con el tiempo, los niños crecieron y ahora son ellos mismos quienes enseñan a los más pequeños, un trabajo remunerado y además, legal, lo que supone una alternativa a una vida de delincuencia para conseguir dinero.

Ángel asegura que  "la guitarra se ha convertido en una herramienta para realizar una actividad donde es mucho mejor tener una guitarra que una metralleta" en un lugar que fácilmente se acaba con un arma en la mano.

Gracias a las donaciones, lo que empezó con dos guitarras han pasado a tener a su disposición hasta 30, gracias a donaciones de Amaral, Love of Lesbian y Lori Meyers, entre otros. Grupos como Vetusta Morla, les enviaron consejos en video a los niños.