Tras el final de la erupción, la prioridad ahora en La Palma es conectar las zonas aisladas por la lava del volcán. Una tarea nada fácil, puesto que los gases siguen siendo muy tóxicos y, en las partes más profundas, alcanza temperaturas de 120 grados.
Precisamente por ello, lo primero que hacen los técnicos es medir la temperatura de la pared de lava y, una vez comprobado que es seguro, se suben en ella para recoger muestras superficiales.
En el vídeo que ilustra estas líneas, los técnicos comprueban temperatura es de 24 grados y que no hay gases, por lo que la excavadora puede empezar a trabajar: se adentra cuatro metros más en la lava, llegando a zonas donde la temperatura sube a los 120 grados.
Los efectivos dedicados a esta labor van avanzando poco a poco, viendo hasta dónde permiten llegar el calor y los gases. "Por el momento las temperaturas no son altas. Poco a poco, el trabajo tiene que ser bastante riguroso, están todos los medios de emergencia en esta zona, midiendo gases, con vuelos de drones también, para ir controlando todo este tipo de trabajos", detalla Borja Perdomo, vicepresidente del Cabildo de la isla.
En el gráfico recogido en el vídeo pueden verse todas las carreteras que se han visto cortadas por la lava y el cruce que los trabajos en marcha están intentando abrir en estos momentos: 87 metros de asfalto invadido por la lava que, una vez despejados, permitirían abrir la conexión entre La Laguna y Tazacorte.
Después, quedarán todavía otros 74 kilómetros de asfalto cubiertos. En su caso, despejarlos será mucho más difícil porque ahora mismo la lava sigue demasiado caliente.