Será una casualidad de la naturaleza geológica, pero la Navidad va traer como regalo el apagado del volcán de la isla canaria de La Palma. Si la situación de Cumbre Vieja continua sin actividad, como en los últimos nueve días, este sábado 25 podría darse por finaliza la erupción.

Así lo ha expresado en rueda de prensa la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias y portavoz del Comité Científico, María José Blanco, quien apuntó este viernes que los datos registrados y observables se debían de mantener en los niveles actuales durante un día más.

Pero eso no quiere decir que deje de representar riesgos, pues sigue habiendo zonas "muy calientes" a poca profundidad de la "costra" de las coladas, según ha explicado el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) Miguel Ángel Morcuende. Las cámaras térmicas, ha apuntado, han registrado algunos puntos con temperaturas superiores a 180ºC.

De hecho, Pevolca asegura que continuará atento a las evoluciones del volcán aunque cesen las emisiones de lavas y gases, y el Plan seguirá vigente mientras perduren los problemas generados para las personas por la desgasificación y la circulación de gases nocivos, sobre todo por tuberías y cañerías.

Asimismo, también incidió en que todavía queda una fase de rehabilitación de servicios esenciales sobre la que seguir trabajando.

Buena calidad del aire

Según la información de Pevolca de este viernes, el volcán sigue emitiendo gases aunque de forma puntual y esporádica, el tremor está a nivel del ruido de fondo la está en niveles muy bajos en todas las profundidades. La emisión de dióxido de azufre (SO2) fue baja durante el jueves y la calidad del aire continuó en niveles buenos en todas las estaciones en la madrugada y mañana de hoy, 24.

Esta Navidad será difícil parpa los palmeros después de tres meses de actividad de un volcán, el más longevo de la historia de la isla, que se ha llevado el hogar y el medio de vida de tantas personas. La erupción de Cumbre Vieja comenzó el pasado 19 de septiembre y sus efectos han provocado el desalojo de unas 7.000 personas.