El volcán de La Palma continúa transformándose. En su día 47 de erupción, los niveles de actividad visibles en el cono son muy variables, con pulsos ocasionales de elevada tasa de emisión de lava. En las últimas horas ha aumentado el tremor volcánico y la expulsión de lava.

Mientras, las coladas siguen su avance por el oeste de la isla con desbordamientos puntuales en algunos de los tubos y canales volcánicos ya existentes.

Una de las coladas situadas más al sur sigue amenazando la circulación de la carretera LP-211, que permite el acceso a Puerto Naos, y ya está a unos 100 metros según los últimos datos. Su uso está siendo restringido y se evalúan rutas alternativas para garantizar el tráfico en esta zona.

El nivel de sismicidad sigue indicando que es posible que se produzcan más sismos sentidos, incluso que se superen ligeramente las intensidades máximas registradas hasta el momento. En cuanto a las deformaciones, las estaciones más próximas al centro eruptivo siguen mostrando el mismo patrón estable, y también las más alejadas, que siguen reflejando una ligera deflación regional.

Por otra parte, se han reforzado los medios para la recogida de ceniza y se estudia la gestión de los espacios para acumular estos residuos que expulsa el volcán. Para hacernos una idea de la magnitud, la altura de la nube de dispersión de cenizas alcanzaba este miércoles los 2.700 metros de alto.

La llegada de la lluvia podría complicar la situación ya que se triplicaría el peso de la ceniza poniendo en peligro edificios y otro tipo de estructuras. Además, se pueden producir deslizamientos de tierra.

En cuanto a la calidad del aire, se mantienen las recomendaciones a la población del Valle de Aridane ante la elevada concentración de ceniza. La mejora de las condiciones meteorológicas permitió ayer la reanudación de la operatividad en el aeropuerto de La Palma por la tarde. Sin embargo, se mantiene la suspensión de la actividad escolar presencial en Tazacorte, Los Llanos, El Paso, Tijarafe y Puntagorda.

La superficie afectada por la erupción volcánica roza ya las 1.000 hectáreas y la anchura entre coladas sigue en unos 3.100 metros. Según el Catastro, 1.443 edificaciones se han visto afectadas por la erupción. De ellas, 1.166 son de uso residencial. Sin embargo los datos del satélite Copernicus van más allá. Indican que hay 2.716 construcciones/edificaciones afectadas, de las cuales 2.574 están totalmente destruidas y 142 en riesgo.