La existencia de una carta en la que el jefe de maquinistas de Renfe en Ourense traslada a su superior el brusco descenso de velocidad en la curva de A Grandeira, a la altura del barrio compostelano de Angrois, y advierte de la insuficiente señalización, no ha cogido por sorpresa a este colectivo.
El tramo que no pudo salvar el maquinista, Francisco José Garzón Amo, el pasado 24 de julio, víspera del Día de Galicia, sólo contaba con una señal que de poco valdría si el factor humano fallase, según la comunicación que redactó este mando, un aviso que, de haber sido tenido en cuenta, interpretan las víctimas, podría haber evitado este fatídico desenlace.
En un comunicado de prensa, han acusado a Renfe, Adif y al Ministerio de Fomento de ocultar información y de faltar a la verdad cuando aseguran "que están colaborando con la Justicia".
Han recalcado que en la curva de A Grandeira no había aviso previo, tampoco estaba allí el sistema "más seguro" (ERTMS) y lo único con lo que se contaba era con "una única señal tardía". También han recordado las palabras del propio Garzón Amo cuando se produjo el descarrilamiento: "Ya lo dije a seguridad, que esa curva era peligrosa".
Las víctimas han lamentado en la nota que hayan estado vendiendo "alta velocidad, sistemas automáticos y mayor seguridad", para, tras el siniestro que costó la vida a decenas de personas y partió a la mitad otras tantas, negarlo "todo", han lamentado.