Luis ha sufrido los incendios al pie de su granja. La sequía primero y el fuego después le ha dejado sin pastos para sus 50 vacas. "Nosotros somos el final de la cadena, los menos beneficiados, aquí hay grandes intereses", relata el ganadero.

Los brigadistas también están hartos de ser acusados de incendiarios. Ante el fuego, arriesgan sus vidas y no cobran por incendio apagado. "Hay que tener un cuerpo de bomberos forestales que sea único, público y profesionalizado", apunta Sebastian Hernández, de los Bomberos Forestales de Galicia.

El 48% del territorio gallego es bosque y en muchos casos está en estado de abandono. Cuando se aprovecha forestalmente proliferan especies que alimentan el fuego como los pinos o eucaliptos.

De los más de dos millones y medio de hectáreas forestales en Galicia, se dedican al cultivo de eucalipto 425.000, más del 70% de lo que la Xunta preveía para dentro de 15 años.

Ecologistas y gestores ambientales denuncian que el monte no está ordenado. Los madereros también aseguran ser víctimas del fuego. Recuerdan que sólo con un monte cuidado ganan dinero.

Con un rural cada vez más despoblado y envejecido, se multiplica el combustible para las llamas. Las víctimas del fuego, ganaderos, brigadistas, madereros y vecinos del rural exigen una respuesta integral ante los incendios.