Decenas de toxicómanos realizan andando o en bicicleta y tanto de día como de noche, la ruta de tres kilómetros de ida y de vuelta para comprar droga en La Cañada
Todo con el fin de evitar los riesgos y el precio de los coches que les llevan hasta los traficantes porque "son caras y te puede parar la Guardia Civil", según explica una de estas personas, mientras que otra afirma que "te piden más dinero además del que has pagado al 'cundero'".
La estación de metro de donde parten se encuentra un barrio residencial, donde la convivencia entre vecinos y toxicómanos cada vez es más complicada. "Si vas paseando con el perro o con los niños vas encontrándote jeringuillas en los campos y en los parques", lamenta una vecina. También lidian con el acoso a vecinos y coches a los que les rompen los cristales para robar.
El Ayuntamiento de Madrid ha desplegado un operativo especial para erradicar este problema. "Hay un patrulla de paisano todo el día por la calle para atender a las diferentes necesidades", cuenta un agente.
Además, también han puesto controles de alcoholemia y estupefacientes, aunque el flujo de toxicómanos de momento no parado.
Otro gasto más
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