Suspendido en el aire, este bebé de un mes estaba a punto de caer al vacío. Su padre lo sujetaba con una sola mano hasta que un agente de la policía logró evitar que cayera por el hueco de la escalera de un parking, a más de dos metros de altura.
Es la actitud que el padre, de nacionalidad siria toma cuando la Policía le comunica que los menores no pueden acampar en la calle. El mismo comportamiento tiene también otra mujer, que, con cuchillo en mano, amenaza con matar a sus hijas si Asuntos Sociales se las lleva. Una actitud que hoy reconocían haber sido desproporcionada.
Los inmigrantes sirios llegaron a Ceuta huyendo de la guerra. Vivían en un centro de estancia temporal pero desde hace nueve días acampan en la puerta de la delegación de gobierno para pedir que se agilizara su situación de asilo, "se encuentran desamparados y con los ánimos por los suelos".
Según el Ayuntamiento de Ceuta, el frio y la lluvia deterioraron el estado de salud de dos de los menores. Enfermos del estómago y con fiebre. Por eso la fiscalía de Menores tomó la decisión de actuar.
Lo que comenzó como un desalojo acabó con los agentes poniendo a salvo la vida de los niños. Hay dos padres detenidos y la Ciudad de Ceuta ejerce la guarda provisional de los siete menores.