El puente de Santiago que marca la frontera de Gipuzkoa con Francia, es testigo del periplo de muchos migrantes a diario. Uno de los que quiere cruzarlo para seguir hacia el norte de Europa, es Jean Claude.

Este camerunés de 30 años dejó su casa hace cinco meses. Ahora, su objetivo es llegar al país galo. "Llegas a España y te dicen que hay crisis, tienen que pasar tres años para que consigas papeles", sostiene.

Llegó desde Marruecos a Almería. Tenía ahorros y pudo pagar 2.500 euros por una plaza en una patera, los menos afortunados se la juegan por 300 euros en barcazas hinchables. "Tienes que ver a la Cruz Roja; tú estás ahí y hasta que no los ves no estás tranquilo".

Varias asociaciones colaboran con el Ayuntamiento de Irún para darles acogida en un centro. Denuncian que los gendarmes esperan en territorio francés y, según llegan, les detienen y les devuelven.

"Una furgoneta de los gendarmes estaba realizando una devolución en caliente", relata Anaitza Agirre, portavoz de la plataforma de Apoyo a los migrantes en Irún.

Los migrantes sólo pueden pasar en el centro cinco noches, por eso piden más recursos. "Hay opciones en la ciudad y la gente se está quedando en la calle", lamenta Agirre.

El flujo de personas es continuo. Un equipo de laSexta graba a los últimos en ser rechazados al tratar de cruzar. Ocultan su cara porque quieren continuar su viaje en busca de un futuro mejor.