El programa de acogida 'Vacaciones en Paz', supone para casi 3.000 niños saharauis mucho más que unos días de vacaciones en España.

Los pequeños vienen de los campamentos de refugiados del Sáhara, y allí no tienen servicios básicos como agua corriente o electricidad. Ellos mismos nos cuentan que en verano allí pasan mucho calor y hambre.

Por eso, en los meses que están aquí con sus familias de acogida tienen acceso a una buena alimentación alimentación, a educación y a asistencia médica, por lo que aprovechan para hacerles las analíticas y las revisiones pertinentes para niños de su edad.

María José Brea, que lleva siendo madre de acogida diez años, asegura que es una experiencia "para recomendar, para vivirla", siempre que se haga con sentimiento.

De todo el verano, los primeros días son los más complicados. "Metes a un niño en un avión, sin saber hablar el idioma y sin conocer a la que será su familia", cuenta Brea.

Para algunos, esta es la primera ocasión que tienen para salir de los campamentos de refugiados, por lo que no es de extrañar que les sorprenda ver una piscina, poder bañarse en la playa o simplemente darse una ducha, algo de lo que disfrutan durante todo el verano.

Después de casi dos meses en España, los niños volverán a sus campamentos en septiembre, cargados de buenos recuerdos y con la esperanza de poder regresar al año que viene.