"A uno le tocaba el culo al subir las escaleras, a la otra la mano colgando hasta el pecho mientras le dictaba todo el examen". Es el testimonio que hace a laSexta una de las alumnas del colegio Cristo Rey Maristas de A Coruña, donde uno de los maristas acusados de pederastia en Vigo, el hermano Castañón, habría abusado también de los alumnos.
"Se acercaba por detrás y le cogía las manos, se las pasaba por los hombros y las colgaba hasta el pecho, a otra le ponía la mano en el muslo y la subía y, si no decías nada, te tocaba", relata esta antigua estudiante.
Y es que, según explican los alumnos que sufrieron abusos en el colegio El Pilar en Vigo, Castañón fue trasladado de centro porque otro hermano le pilló abusando de un niño: le pegó una paliza, pero siguió abusando de menores en el nuevo colegio.
"La que no se dejaba llevaba menos nota. Una vez a uno le quiso hacer que se bajase los pantalones en plena clase porque decía que tenía una chuleta escondida", rememora la exalumna.
Entretanto, los Maristas de Galicia siguen remitiéndose al comunicado que enviaron el pasado martes, tras conocerse la denuncia de varios alumnos en Vigo, en el que piden perdón a las víctimas y se ponen "a disposición de quienes hayan podido sufrir cualquier situación de maltrato o abuso".
En ambas ciudades, los supuestos abusos están causando indignación. "Yo estudié en los Maristas, soy daltónico y de pequeño, como era incapaz de distinguir los colores, he recibido alguna colleja por ese motivo", recuerda un ciudadano, en declaraciones a laSexta. Una mujer apunta, por su parte, que "era una práctica habitual", señalando que ha oído "muchas historias" en este mismo sentido.
Los Maristas están recibiendo más testimonios en el correo que han habilitado para las víctimas, como Javier, cuyo escrito revelando los abusos que sufrió en Vigo en los años 60 salía a la luz esta misma semana.
En él, relata cómo los religiosos que abusaban de los alumnos, de los que identifica a cuatro, todos ellos ya fallecidos -incluido el mencionado hermano Castañón-, le invitaban a un caramelo o refresco para conseguir su objetivo: "Mientras saboreaba el caramelo o bebía el refresco, me sentaban en sus rodillas y empezaban a sobarme por fuera y por dentro del pantalón corto manoseando mis genitales", explicaba. El colegio, entretanto, sigue investigando los hechos.
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