Años viviendo en la calle tuvieron sus consecuencias para Carmen. La mala salud acabó con su dentadura y su autoestima. "Me sentía fea... siempre me tapaba la boca porque sentía vergüenza", reconoce, a lo que añade que "el proceso de la comida sin dientes era horroroso".

Unas sensaciones que reconoce Mario, a quien le rompieron la boca de un botellazo. El hombre cuenta que "la tenía totalmente rota", y lo que hicieron en el dentista fue quitarle los "dientes sobrantes" y le pusieron una dentadura nueva.

Carmen y Mario forman parte de un proyecto solidario que ofrece a personas sin hogar reconstruir su dentadura, un gesto fundamental para su reinserción. "Cuando una persona tiene una dentadura goza de una gran autoestima y le da esperanza para acceder al mundo laboral", destaca José Puyol, presidente de la asociación Need Ü.

En la misma línea, el odontólogo Carlos Ribó destaca que "no se trata solo de los dientes, sino que el aspecto psicológico también juega un papel muy importante, ya que cuando no lucimos nuestra mejor sonrisa, tenemos un sentimiento de vergüenza, y puede incluso crear un complejo".

Estos complejos desaparecen en una academia en la que estudiantes de odontología les devuelven mucho más que la sonrisa: "El poder exteriorizar tus sentimientos, que sin dientes es muy difícil".

La pobreza dental afecta a uno de cada diez españoles que no pueden pagarse el dentista, pese a que la boca "es parte de la personalidad de la persona", tal y como destaca Mario, quien ahora, con su dentadura, vuelve a sonreír.

Además, en nuestro país faltan dentistas. De los 40.000 colegiados, menos de 1.000 están en la sanidad pública, y todos juntos son menos que en Italia o Portugal. En España, tenemos 84 dentistas por cada 100.000 habitantes, Italia tiene 87 y Portugal 113. Con estos datos, solo la mitad de los españoles (51%) acude al dentista una vez al año, frente al 77% de los alemanes. El Plan de salud Bucodental del Gobierno beneficiará a siete millones de personas.