La primera universidad en contar con el también llamado 'Plan B' para evitar un embarazo fue Shippensburg, en Pensilvania, en 2012, y ahora organizaciones feministas quieren que a la lista se sume la Universidad de Florida (UF, pública), con sede en Gainesville (centro norte del estado).

"La pastilla es efectiva si te la tomas durante las 24 horas siguientes, por eso tenerla en las máquinas expendedoras eliminaría cualquier obstáculo de poder acceder a la píldora", argumenta Alia DeLong, miembro de la organización National Women's Liberation de Gainesville y presidenta del comité del campus de la UF. Actualmente, las alumnas de este centro público pueden acceder a pastillas del día siguiente a través del Centro de Salud Estudiantil, la enfermería del campus por diez dólares.

No obstante, los horarios de la enfermería, que cierra a las cinco de la tarde, así como la mayoría de fines de semana y los festivos, impiden un "acceso justo" a este método de emergencia anticonceptivo, aseguran las impulsoras de la iniciativa. Es por eso que piden una máquina expendedora para poder acceder las 24 horas del día, también por un precio reducido, además de condones y productos de higiene femenina, como tampones.

La representante estudiantil indicó que por ahora la respuesta de la directiva universitaria fue que "no es necesario" ya que existe una farmacia en el campus. "No quieren que la máquina esté en el medio del campus donde miembros conservadores o padres de nuevos estudiantes puedan verla. Les preocupa que de una mala imagen", afirma DeLong.

Tras la universidad de Shippensburg, hasta siete universidades se sumaron a la iniciativa de las máquinas expendedoras en el campus. El impulsor de la iniciativa en la Universidad de California, el exalumno Parteek Singh, asegura que no fue fácil, pero tras dos años de lucha en los consejos de representación estudiantil, finalmente logró "un paso más contra el estigma de los métodos anticonceptivos".