Carla y su familia son de Honduras y han tenido que huir del país porque han sido víctimas de las maras. "Si no nos íbamos, nos iban a matar", ha asegurado ella.

Vivían con amenazas continuas y pagaban cuotas a las maras, hasta que les pidieron una cantidad de dinero inalcanzable para ellos. "Nos amenazaron con que si mi marido no les pagaba, iban a matar a mi hija de 15 años y nos la iban a mandar hecha pedazos en una caja", ha explicado.

Consiguieron huir a España y tras un recurso en la Audiencia Nacional, su resolución de asilo es una de las tan solo 25 favorables en los últimos cuatro años.

A Jonathan todavía le invade el miedo al recordar. "Mi hija fue víctima de violación sexual. Me pusieron boca a bajo con el pie en la cara. Si hacía algo, me iban a matar a mí y a mi hija", ha narrado.

Sólo en 2017 se pidieron en España 2145 solicitudes de asilo procedentes de víctimas de Honduras, Guatemala y El Salvador, pero un gran mayoría no se aprueban. Las autoridades consideran que la persecución ejercida por las maras no es por motivos de raza, religión u opiniones políticas, sino que se trata de una delincuencia común.

"En España estamos recibiendo personas que huyen de la violencia de la extorsión, de la impunidad con la que las maras actúan en estos países y el Estado español no les está dando ningún tipo de protección", asegura Estrella Galán, secretaria general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

Como esta familia, son muchas las que piden refugio para poder continuar su vida.