Ese tiempo de espera en Portugal permitió la huida de Anglés después de pasar varios días en un piso cercano a Lisboa. Las policías portuguesa y española sabían del paradero del asesino de Alcàsser pero no lo detienen a la espera de una orden de detención internacional que tarda días en llegar.

"No vamos a detenerlo porque no hubo una petición formal de las autoridades españolas. Anglés no había cometido ningún crimen en Portugal y para detenerle necesitábamos una orden que debía llegar a través de la Interpol. Se lo comunicamos a las autoridades españolas y nos respondieron de inmediato pero pasan dos o tres días hasta que la policía española llega a Portugal con la orden de captura internacional en la mano", relata Antonio Portel, inspector de la Policía Judicial portuguesa. Cuando llega la orden de detención, Anglés ya había abandonado Lisboa en un barco.

Pero hubo más errores que ayudaron a Anglés a escapar. Su cómplice, Miguel Ricart, confesó a la Guardia Civil el escondite del asesino de Toñi, Miriam y Desirèe tras el crimen de Alcàsser, pero justo antes de llegar al lugar del soplo, el operativo que va a detenerle recibe una contraorden de sus superiores indicando que busquen a Anglés en otro lugar.

Finalmente, esa contraorden desvió a los agentes de la pista correcta y el verdadero Anglés, el que se ocultaba en el lugar que había revelado Ricart, había vuelto a escapar. Su historia tras el atroz crimen de Alcàsser es la historia de una fuga constante; siempre un paso por delante de las autoridades hasta que se pierde su pista en el camarote de un buque rumbo a Irlanda. Fue encerrado en el barco pero cuando llegó a puerto en Dublín, Anglés había desaparecido. El capitán del carguero lo cuenta claramente ante las cámaras de Equipo de Investigación.

Actualmente, Antonio Anglés tendría o tiene 51 años y esta imagen de debajo, realizada por un grupo de expertos en morfología, podría ser la más fiel representación de su aspecto actual: