Lanzando piedras durante más de dos horas y quemando contenedores, el corazón de Pamplona se convirtió en un auténtico campo de batalla. Un grupo de encapuchados se atrincheró en las calles del casco antiguo destrozando varios locales.

Los agentes respondieron disparando pelotas de goma y bloqueando los accesos. Mientras, el pánico se apoderó de todo aquel que intentaba cruzar y muchos vecinos se vieron obligados a refugiarse al mismo tiempo que los comerciantes bajaban las persianas.

La Policía Nacional tuvo que desplegar a toda la unidad de intervención frente a los disturbios, que se produjeron tras una manifestación de un grupo de la izquierda abertzale contra lo que consideran represión y reclamando la amnistía de los presos de ETA.

Las calles quedaron repletas de cristales y piedras que los encapuchados llevaban en sacos. Bomberos y servicios de emergencia tuvieron que acudir para asistir a dos agentes que resultaron heridos y la Policía detuvo a cuatro personas. Una de ellos menor, los tres adultos continúan en dependencias policiales.